Aguardiente de Austria, un elixir que calienta el alma y ayuda a la digestión

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Cuando llega el invierno al oeste de Austria y el Sol desaparece detrás de los Alpes cubiertos de nieve, puedes pararte en los huertos desnudos y aún saborear los frutos madurados por el Sol que alguna vez dieron los árboles —con un vaso de schnapps.

Durante siglos, los agricultores de la región del Tirol han triturado, fermentado y destilado manzanas, ciruelas, chabacanos y otras frutas para obtener schnapps, un licor fuerte que se disfruta más comúnmente como digestivo. A veces se le añaden hierbas y plantas locales.

Los más de 4 millones de turistas que acuden a las ciudades de esquí del Tirol como Seefeld e Ischgl encontrarán aproximadamente 4 mil destilerías de schnapps en la región, a menudo a poca distancia de las pistas. Este elixir no sólo calienta el alma; también proporciona una fuerte dosis de una profunda tradición local.

“Cuando visitas una ciudad, la gente quiere saber cómo vivíamos en el pasado y qué comemos y qué bebemos hoy”, afirma Monika Unterholzner, una guía turística. En Austria, especialmente en las montañas del Tirol, “el schnapps es ambas cosas”, afirmó. “Es parte de nuestra identidad”.

En el schnapps europeo, la fruta misma determina el resultado final, lo que significa que la calidad de los ingredientes lo es todo. Los destiladores buscan las mejores hortalizas o los cultivan en sus propios huertos, donde pueden verlos madurar en la rama.

“El proceso en sí es muy sencillo”, afirma Alexander Rainer, director de la destilería Rochelt, en Fritzens. “Y creo que las cosas más bellas de la vida, por lo general, no son complicadas”.

La tradición en Rochelt comenzó en la década de 1970, cuando Günter Rochelt, suegro de Rainer, comenzó a destilar como pasatiempo. Ahora Rainer opera el negocio.

Obtiene fruta de productores selectos de las regiones circundantes. No importa cuál sea la fruta, se deja madurar en la rama, luego se recoge a mano, se tritura y se fermenta. Luego, el puré va a la destilería, donde los invitados pueden ver cómo se transforma en un licor perfectamente claro. Incluso en pleno invierno, dijo Rainer, al menos uno de los cuatro alambiques de cobre sigue funcionando.

El schnapps tiene un sabor profundo -cuando se agita una copa de degustación, el schnapps deja rastros en los lados. También es fuerte: la mayoría de las variedades es de alrededor de 150 grados, o aproximadamente 75 por ciento de alcohol, inmediatamente después de la destilación. Pero en lugar de diluirlo con agua como hace la mayoría de los fabricantes de schnapps, Rainer deja que el licor repose en el ático hasta que los sabores de alcohol y frutas estén más equilibrados.

En JP Kössler, el propietario, Christoph Kössler, comenzó a destilar en 1995 —una época, dijo, en la que había un nuevo interés en destilar un producto de calidad en lugar de simplemente utilizar fruta excedente para hacer schnapps.

Pero cometió muchos errores antes de hacerlo bien.

“Si haces schnapps y quieres hacer un buen schnapps, se necesita buena fruta”, afirma Kössler. “Y hay que hacerlo muy bien desde el punto de vista de la producción”.

La mayoría de los destiladores del Tirol abren sus puertas a los visitantes. La oficina de turismo del Tirol ofrece sugerencias para tours de schnapps en su sitio web. Los hoteles ofrecen transporte por la región, pero los propietarios de las destilerías también organizan el transporte. Incluso hasta podrían ir a recoger al visitante.

“Cuando viene un invitado, le das un schnapps”, afirma Unterholzner. “Lo recibes con un schnapps. Y uno se enorgullece del schnapps”.

Por: Aishvarya Kavi

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