La oleada de domiciliarios extranjeros que causa problemas en Estados Unidos: ¿cuál es la razón?

hace 2 semanas 36

La llegada de miles de migrantes de países como Colombia y Venezuela está transformando el sistema de entregas a domicilio en varias de las grandes ciudades en Estados Unidos, entre ellas Washington y Nueva York.

(Lea también: ¿Traicionado por su propio círculo? Así fue cómo un ministro cercano a Nicolás Maduro casi implosiona al chavismo)

De paso, está generando todo un dolor de cabeza para autoridades y residentes que no estaban acostumbrados a lidiar con motos, motonetas y otro de tipo vehículos eléctricos, ocupando espacios públicos y recorriendo las calles a alta velocidad para llegar a tiempo con los pedidos. 

Lo llaman el “modelo Rappi”, en referencia a la aplicación de pedidos a domicilio que se ha venido expandiendo por Latinoamérica y que le ofrece una alternativa de sustento a cientos de miles de personas que se ganan propinas y una pequeña comisión por cada entrega. 

(Le puede interesar: Elecciones y transición, ¿Cuál es el plan de María Corina Machado para ser presidenta?)

Si bien en Estados Unidos no existe Rappi, los inmigrantes han recurrido a otras plataformas que ofrecen este tipo de servicios como Uber Eats, DoorDash y Grubhub.

Historias de tres domiciliarios

Los inmigrantes a plataformas que ofrecen este tipo de servicios como Uber Eats, DoorDash y Grubhub.

Foto:iStock

Pero como sucedió en Colombia en sus inicios, se trata de un modelo no regulado que aún está causando grandes desafíos. En el caso colombiano, estas plataformas están en proceso de ser reguladas.

Solo para un ejemplo, en Nueva York, la policía de la ciudad ha decomisado en tan solo el último mes casi 1.700 de estos vehículos que venían operando sin licencia en las calles de la ciudad.

“Durante una operación de 10 días en los cinco condados, los oficiales de la policía de Nueva York retiraron 1.670 ciclomotores, motocicletas, vehículos todoterreno y motos para combatir una molestia que ha afectado negativamente a nuestras comunidades y su calidad de vida. Por lo general, estos vehículos no están registrados, no tienen licencia ni están asegurados. Gracias al arduo trabajo de los agentes de toda la ciudad de Nueva York, estos vehículos ya no se utilizarán para causar problemas en las calles de nuestra ciudad”, dijo hace dos semanas John Chell, el jefe de la policía vial de la ciudad, al anunciar una primera oleada de incautaciones.

Algo que continuó esta semana cuando el mismo jefe hizo una actualización de los operativos. Según la policía, no todos los vehículos pertenecían a inmigrantes o se usaban con este fin, pero sí una mayoría.

Los vehículos están ocupando espacios públicos y recorriendo las calles a alta velocidad.

Los vehículos están ocupando espacios públicos y recorriendo las calles a alta velocidad.

Foto:X @NYPDChiefPatrol

En el caso de Washington, el fenómeno comenzó con lentitud hace unos dos años, cuando tres venezolanos y un colombiano -de acuerdo con un reporte en el Washington Post- comenzaron a realizar este tipo de domicilios.

Pero ha ido creciendo con cada mes y hoy son cientos los que se dedican a una actividad que les genera hasta unos 4.000 dólares mensuales (si trabajan entre 14 o 16 horas diarias) y es vista como una mejor alternativa a emplearse en el sector de la construcción o como meseros.

Es un trabajo honesto que me permite sostenerme y mandar dinero a la casa mientras consigo algo mejor

“Es un trabajo muy duro y a veces trae sus peligros. Pero es un trabajo honesto que me permite sostenerme y mandar dinero a la casa mientras consigo algo mejor”, dice Carlos (omite su apellido para evitar problemas con las autoridades), un colombiano que se ubicó en el área de Washington desde su llegada a Estados Unidos hace seis meses.

(Además: Embajada de Estados Unidos en Colombia cumple casi dos años de interinato: ¿qué pasa en la sede diplomática?)

Carlos, como muchos otros, migró por razones económicas a través del Tapón del Darién. Una vez en territorio estadounidense se entregó a las autoridades en la frontera, que lo liberaron a los pocos días mientras avanzaba su solicitud de asilo.

En otras palabras, está legalmente en Estados Unidos, pero aún no tiene una autorización que le permita trabajar.

Migrante venezolana ayuda a su hija mientras cruzan la selva del Darién

Migrantes cruzando la selva del Darién.

Foto:Luis Acosta/AFP

Aunque a muchos de sus colegas ya les llegó la autorización de trabajo temporal, la gran mayoría permanece en un limbo que los ha forzado a navegar por el sistema de los domicilios y su mercado negro.

Dado que las aplicaciones exigen “papeles” antes de autorizarlos para recibir pedidos, la mayoría “alquila” las cuentas de otros que ya la tienen, pagando por ellas entre 100 y 150 dólares a la semana.

(En otras noticias: 'Arrepentido y culpable': el testimonio de Daniel Sancho en juicio por asesinato del médico colombiano Edwin Arrieta)

Las motos y motonetas las compran a través de portales como “craiglist” o de personas que se dedican a comerciar con ellas. Uno de ellos, según contó Carlos, es otro colombiano que las trae de Nueva York. 

Pero aparte del uso irregular de las aplicaciones, hay otras complicaciones. En Washington, al igual que en Nueva York, los vehículos que tienen más de cierto cilindraje, como las motos y las motonetas, deben estar registradas con la ciudad. Lo cual implica pago de impuestos y la entrega de otros datos que los inmigrantes no quieren proveer.

Así mismo, también se requiere un permiso para poder operar este tipo de vehículos con fines comerciales.

Muchos de los conductores, además, no tienen seguro de salud o de rodamiento, lo cual es todo un problema en caso de que se presenten accidentes.

Está, además, el reto de su ubicación, pues en su mayoría los conductores escogen ciertas zonas de la ciudad -las más centralizadas- para esperar mientras les llega una orden por la aplicación.

En Washington, una de ellas es la Calle 14 con Irving, donde a diario hay entre 20 y 30 motos parqueadas aguardando el llamado. Lo cual ha generado quejas de los comercios del área y de residentes que protestan por la manera errática en que manejan para tratar de llegar a tiempo a su destino y sumar la mayor cantidad de domicilios en el menor tiempo posible.

A tal punto ha llegado la cosa que Brianne Nadeau, miembro del Consejo de la ciudad, le pidió recientemente a la policía desplegar uniformados para que designen una zona donde se puedan parquear sin que bloquen el tráfico.

​(Siga leyendo: ‘Cuando enfrenté a los hombres y me fui de mi pueblo, empezó mi lucha’: Xóchitl Gálvez, candidata a la presidencia de México)

El 25 por ciento de las agencias del gobierno federal debieron cerrar el pasado 20 de diciembre.

En Washington una de las calles donde a diario hay entre 20 y 30 motos parqueadas aguardando el llamado ellas es la Calle 14 con Irving.

Foto:AFP

“Hay que clarificar las reglas y educar a los inmigrantes sobre ellas para que esto no se salga de control. Debemos pensar en maneras para acomodar el uso de estos vehículos por nuestras calles”, dice Nadeau.

De hecho, ya se han realizado varios talleres con los conductores para explicarles tanto sus derechos como las normas de transporte y conducción de la ciudad.

No hemos visto un aumento de accidentes que involucre este tipo de vehículos y queremos que eso siga siendo así

“Afortunadamente no hemos visto un aumento de accidentes que involucre este tipo de vehículos y queremos que eso siga siendo así”, afirmó a través de un comunicado de prensa Kieth Anderson, jefe de operaciones en la Oficina para Seguridad en Calles y Autopistas de esta capital.

Los mismos inmigrantes, que quieren evitar enfrentamientos con vecinos y la policía, vienen presionando para que se formalice su trabajo en la ciudad. Y han propuesto, entre otras cosas, que se designen zonas de ubicación, más cursos sobre normas de tráfico, el uso de uniformes que los identifiquen como repartidores, y ayuda para poder registrar sus vehículos.

Pese a los obstáculos, las organizaciones que ayudan a los inmigrantes en Estados Unidos ven en esta nueva tendencia un oficio con mucho potencial, pues surte una necesidad que existe -en Washington, con la poca disponibilidad de parqueo que existe, el uso de motonetas y otros vehículos pequeños para realizar  domicilios tiene sentido- y da una alternativa legal de trabajo para los miles que están llegando a diario y que nadie quiere se conviertan en una carga para el estado.

SERGIO GÓMEZ MASERI - CORRESPONSAL EL TIEMPO - WASHINGTON

Más noticias    

Read Entire Article